Juntos descubriremos las cinco leyes de Oro que permiten tomar consciencia para una mejor gestión de nuestros bienes.
Muchas personas buscan secretos para obtener riqueza. Sin embargo, la verdad es que no creo que haya ninguno, sino que a menudo no prestamos mucha atención a lo obvio y tampoco aprendemos de nuestras propias experiencias.
Ya existen miles de libros sobre economías y finanzas al alcance de todos; Existen millones de historias de éxito de personas que empezaron desde cero y llegaron a poseer una riqueza inimaginable. En cada uno de estos libros se indican claramente cómo gestionar nuestros recursos financieros, pero nos cuesta entenderlo. Si eres de los que piensan que los libros de economía y finanzas son demasiados complicados y aun así buscan alternativas, notas y apuntes con el objetivo de cambiar a mejor su situación económica entonces no busques más:
El hombre más rico de Babilonia ha dejado las cinco leyes de oro a su hijo y creo que cualquiera que empiece a usarlas verá una gran diferencia en sus condiciones financieras. Eso sí, tienes que interpretarlas de manera a que se adapten a ti:
- El oro acude fácilmente, en cantidades siempre más importantes, al hombre que reserva no menos de una décima parte de sus ganancias para crear un bien en previsión de su futuro y del de su familia.
- El oro trabaja con diligencia y de forma rentable para el poseedor sabio que le encuentra un uso provechoso, multiplicándose incluso como los rebaños en los campos.
- El oro permanece bajo la protección del poseedor prudente que lo invierte según los consejos de hombres sabios.
- El oro escapa al hombre que invierte sin fin alguno en empresas que no le son familiares o que no son aprobadas por aquellos que conocen la forma de utilizar el oro.
- El oro huye del hombre que lo fuerza en ganancias imposibles, que sigue el seductor consejo de defraudadores y estafadores o que seña de su propia inexperiencia y de sus románticas intenciones de inversión.